Hace
un año, Luis María Anson dirigió a Mariano Rajoy en el diario El Mundo, la
carta pública que se reproduce a continuación.
“Querido
presidente…
¿Por
qué los contribuyentes españoles tenemos que pagar 0,83 euros por cada uno de
los votos que el PP consiga para el Congreso, más otros 0,33 para el Senado?.
¿Por
qué los contribuyentes españoles, a los que nos sangráis a impuestos de forma
casi confiscatoria, tenemos que abonar 21.633 euros por cada escaño que el PP
obtenga en el Congreso y en el Senado?
¿Por
qué los contribuyentes españoles tenemos que pagar al PP los copiosos gastos
derivados del envío por correo de sobres y papeletas, más el costo de la
propaganda y publicidad, es decir, 0,22 euros por cada elector en cada una de
las circunscripciones de España?.
¿Quién
fija estas cantidades de forma tan arbitraria? ¿Una institución independiente?
No. Soy vosotros mismos, los partidos políticos, jueces y parte a la vez, los
que tomáis la decisión de enriqueceros fijando las cantidades que os placen.
Un
escándalo mayúsculo. Por eso, entre los diez grandes problemas que ahogan a los
españoles, figura en tercer lugar la clase política. Por eso, en el peor puesto
del rechazo popular se encuentran los partidos políticos. El “ande yo caliente
e indígnese la gente” os lo pasáis airosamente por el arco triunfal.
¿Qué
pensabas, querido presidente? ¿Que en estas cartas dominicales que hasta las
elecciones vengo dirigiéndote te ibas a librar de que te cantara las cuarenta?.
Junto
a la función esencial de los periodistas, como administradores del derecho de
los ciudadanos a recibir información, está una segunda función: el ejercicio
del contrapoder, es decir, elogiar al poder cuando el poder acierta, criticar
al poder cuando el poder se equivoca, denunciar al poder cuando el poder abusa.
Y
el abuso de los partidos políticos españoles, su prepotencia, su despilfarro de
los caudales públicos, la forma como atropelláis al contribuyente es de tal
calibre que necesitaría cien cartas para exponerte, uno a uno, los casos
indignantes de lo que estáis haciendo.
Y
eso que yo no olvido las atrocidades de la dictadura. Creo que los partidos
políticos son imprescindibles en una democracia pluralista y que es necesario
contener la crítica hacia ellos para que la libertad se mantenga y la sociedad
no derive hacia nuevos ensayos totalitarios.
En
definitiva, querido presidente, el 90%, números redondos, de los gastos de los
partidos se sufragan con subvenciones directas o indirectas de las
Administraciones del Estado, decididas por vosotros mismos.
Manda
huevos, que diría el incombustible Trillo. La regeneración de los partidos
políticos, su democratización real, pasa por una ley que exija como única vía
de financiación las cuotas de los afiliados.
Los
partidos políticos no deben gastar un euro más de lo que ingresen por lo que
les pagan sus afiliados. Y, tal vez, se podría añadir, como excepción, el 0,7%
que voluntariamente aporten los contribuyentes en un casillero creado al efecto
en la declaración de la renta. Como habéis hecho con la Iglesia Católica.
Si
queréis salir del lugar de oprobio que los políticos ocupáis en la opinión
pública, esa es la gran decisión a tomar en una ley orgánica votada por el
Congreso de los Diputados.
No
te quiero calumniar gravemente asegurando que en cuanto te encierres en la
madriguera monclovita será la primera medida que tomes.”
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