En Madrid el 19 de julio y en la iglesia
del Rosario de los Padres Dominicos, las turbas izquierdistas interrumpen la
misa dominical disparando sobre los asistentes. Aquella misma noche ardieron
cincuenta iglesias en la capital, según Hugh Thomas (“The Spanish Civil War”,
Penguin Book, Londres, 1.965).
Los hechos luctuosos se sucederán
irrefrenablemente. Ese mismo día y en el cementerio de Canillas son asesinados
los dos primeros religiosos, pertenecientes a la Congregación de los Padres
Paúles en Hortaleza, por llevar sendas sotanas en sus maletas. Siguen tres
oficiales asesinados, uno de ellos cuando era trasladado herido en una
ambulancia por milicianos de los Carabancheles. La barbarie no queda detenida
en la capital, y el mismo 19 la sangre se extiende por los pueblos: tres
civiles, entre ellos una mujer de 70 años, son asesinados.
La experiencia de la abortada revolución
de octubre de 1934 en Asturias, sirvió –sin duda- al Teniente Coronel de
Artillería Rodrigo Gil Ruiz para preparar, a raíz del asesinato de Calvo
Sotelo, un arsenal en el Parque de Artillería con 300 proyectiles y 100.000
cartuchos de fusil. Además, a las 13:30 horas del día 18 dicho Teniente Coronel
consigue la autorización para la entrega de 5.000 cerrojos de fusil,
depositados en el Cuartel de la Montaña, destinados a completar otros tantos
fusiles depositados en el Parque de Artillería... destinados a armar a 5.000
milicianos, civiles en definitva.
Pero en el Cuartel de la Montaña había
más cerrojos, entre 40.000 y 65.000, y el Coronel Serra, que los custodia, se
niega a entregarlos: “... el Cuartel de la Montaña morirá en su puesto antes de
entregar uno sólo de los cerrojos de fusil allí depositados”. Para las izquierdas era urgente y prioritario
conseguir aquellos cerrojos. Por ende, en el cuartel sublevado se habían ido
refugiando civiles (186 falangistas, por ejemplo). Para los resistentes
discurre el día 19 entre esperanzas de un auxilio que no llegaría, rechazando
parlamentos que pretendían la entrega de los cerrojos. Durante la noche del 19
al 20 las baterías estaban preparadas y la muchedumbre congregada. A un primer
ataque de la aviación a las 7.00 horas siguió otro intento de negociación:
Rechazado. Se desencadena el ataque de la aviación, las piezas de 75 y 155 mm,
el asalto de los milicianos. Hacia las once de la mañana la presión es tal que
en el cuartel alzan la bandera blanca... Ciento treinta muertos entre los
resistentes (más de la cuarta parte del total eran falangistas: 37), a
bayonetazos, hachazos y tiros.
El asalto al Cuartel de la Montaña queda
bien resumido con las declaraciones de Enrique Castro Delgado, comandante del
5º Regimiento asaltante (“MILICIA POPULAR – Diario del 5º Regimiento de Milicias
Populares”, Año I Nº4, 30 de junio de 1.936):
“Matar... Matar... seguir matando hasta
que el cansancio impida matar más... Después... Después construir el
socialismo” .
“...alguien comenzó a cantar el “Cara al
Sol”. Luego todos. Luego un disparo... luego muchos disparos mezclados con
voces de valor y orgullo, de mística y
de miedo.”
La orgiástica victoria sobre el Cuartel
de la Montaña desencadena una cadena de crímenes en los acuartelamientos de
Getafe, Leganés, María Cristina y Campamento: Otros 41 asesinados. Sigue la matanza
de religiosos y civiles en los pueblos de Madrid, y así el día 20 son
asesinados: un padre y su hijo en Canillas, en Guindalera un anciano de 85
años, diecisiete eclesiásticos en diversos parajes. El General de Caballería
Rafael Casas de la Vega nos ofrece, en su “El Terror Madrid 1936” (Editorial
Fénix, Madrid, 1994), un exhaustivo estudio sobre este siniestro periodo.
LAS SANGUINARIAS "CHECAS"
Inmediatamente, y aprovechando el gran
número de edificios religiosos, colegios o viviendas particulares disponibles a
raíz de la persecución y su enajenación, se constituyeron cientos de checas.
Sólo en el distrito del Congreso había 54, 55 en Chamberí, 26 en Buenavista, 73
en Universidad, 49 en Palacio,... Algunas
checas eran cuartelillos de milicianos, otras sedes de agrupaciones políticas,
pero la mayoría eran cárceles donde se interrogaba y condenaba a muerte. Y esta
usurpación del poder jurídico al Estado, esta vulneración de los derechos de la
ciudadanía es ya de por sí dramática. El General Rafael Casas de la Vega (op.
cit.) concluye que de los 8.500 asesinados en Madrid entre julio y diciembre de
1936, unos 3.200 (caídos entre agosto y octubre, antes de las grandes matanzas
de Paracuellos) son atribuibles a las checas.
En realidad, la actividad aniquiladora
de las checas siguió hasta finales de 1937: 101 asesinados en Carabanchel, 178
en Fuencarral, 160 en Hortaleza, 53 en Usera, 25 en Cercedilla, 113 en Alcalá
de Henares, 9 en Meco, 21 en Camarma de Esteruelas, 130 en Aranjuez, 33 en
Ciempozuelos, 55 en Getafe, 284 en Chamartín, 124 en Barajas, 414 en Soto de
Aldovea, al menos 25 conocidos en Torrejón, 122 en Rivas-Vaciamadrid, 36 en
Canillas, 15 en Canillejas, 160 en Bohadilla del Monte, 300 en Aravaca,...
Procedimiento habitual de los chequistas era “trasladar” a los presos fuera de
Madrid y fusilarlos de noche en algún cementerio, donde luego se los
encontraban y sepultaban los atónitos vecinos: caso de 52 guardias civiles,
sacados de la checa de Spartacus (C./ Santa Engracia, 18), y asesinados el 22
de noviembre en las tapias del Cementerio Este. Eran los “paseos”, con los que
tanto parecía disfrutar aquella caterva de desalmados izquierdistas.
Tomando como ejemplo la Checa de Bellas
Artes se ha conocido que sus “tribunales”, capacitados para emitir sentencias
firmes e inapelables, estaban constituidos por miembros de los partidos
representados en el Frente Popular (Partido Socialista, Partido Comunista, FAI,
Unión Republicana, Sindicalistas, Izquierda Republicana, UGT, CNT, Juventudes
Socialistas Unificadas, Juventudes Libertarias). Aparte de los milicianos
armados, había un retén de 25 guardias de seguridad al mando de un sargento, lo
que demuestra la conformidad del gobierno republicano en estos crímenes.
Si la sentencia era de culpabilidad,
para evitar sospechas e inculpaciones posteriores, se escribía en la misma la
palabra “libertad” seguida de un punto. Al salir a la calle el inocente
condenado era detenido por unos milicianos, conducido a algún apartado lugar y
fusilado. Existían además unas “brigadillas” de milicianos autorizadas para
registrar viviendas particulares, confiscar bienes, detener sin mandamiento
judicial alguno y –por supuesto- asesinar a quien les pareciera.
No podía faltar en el funcionamiento y
organización de las checas el aspecto económico, como es lógico teniendo en
cuenta la codicia de aquellas gentes. En la caja de la Checa de Fomento de
Madrid, el 12 de noviembre de 1936 había : 1.750.000 pesetas en efectivo,
600.000 pesetas en oro amonedado, 460 cajas llenas de objetos de valor. En fin,
bajo el odio político no sólo se detenía y asesinaba a la ciudadanía, sino que
se aprovechaba para expoliarles y enriquecerse. Y no podía faltar el más
sofisticado repertorio de torturas.
El Alzamiento de julio de 1936 conlleva
la insurrección de varios acuartelamientos, además del de La Montaña. Ante la
ausencia del auxilio exterior fracasa el pronunciamiento en todos ellos. Los
sublevados que no fueron asesinados sobre el terreno (Getafe, La Montaña,
Leganés, María Cristina, Campamento,...), serán confinados en las siguientes
cárceles, en todas ellas se producirían sacas de presos: La Modelo (mínimo
1.024 fusilados), Porlier (778 como mínimo), San Antón (722 como mínimo) y Ventas (al menos 381). El
mayor número de “paseados” ocurriría en noviembre, período en el que Santiago
Carrillo era responsable de Orden Público: 2.530.
En la cárcel Modelo hasta el 17 de
agosto de 1936 los presos eran vigilados por funcionarios del Cuerpo de Prisiones.
Pero ese mismo día entraron los milicianos a cachearlos vejatoriamente,
operación que se repetiría el día 20: Cacheos autorizados por el Director
General de Seguridad Manuel Muñoz, acordados por la checa de Fomento y
dirigidos por el anarquista Felipe Emilio Sandoval (delincuente común excarcelado
unos días antes). Y el 22 elementos de
la CNT y FAI prendieron fuego a la tahona, se abrieron las puertas para que
entraran los bomberos, aprovechando para la fuga los presos comunes; al tiempo
comienzan las ráfagas de ametralladora desde las casas colindantes contra los
políticos. La turba izquierdista comenzó a “juzgar” aquella misma noche, dentro
de la cárcel, a los 6 presos políticos de más relevancia: Todos fueron
asesinados allí mismo. Esa misma noche cayeron otros 21.
Pero la primera saca de La Modelo no
ocurriría hasta el 25 de octubre, cuando 80 presos son asesinados bajo falsas
ordenes de “libertad” o “traslado.” Segunda "saca", el 4 de
noviembre, con dieciséis asesinados. Todavía estaban por llegar las cuatro
mayores "sacas".
Por lo que respecta al penal de Ventas,
las sacas comenzaron el 14 y 15 de septiembre: 10 hombres. Siguen las del 17,
19, 20, 21, 23 y 24: Con un número relativamente bajo de represaliados. Pero el
28 de noviembre se sacan 48 hombres. Y el 30 del mismo mes otros sesenta. Entre
el 2 y el 3 de diciembre, otros 110. Entre otros, contamos con el testimonio
del Policía Álvaro Marasa Barasa, a quien Serrano Poncela confío una “orden de
libertad” (finales de noviembre) para ocho detenidos en Ventas:
“... Llegados a la explanada donde las
milicias acostumbran a asesinar a los detenidos, ordenan a éstos que bajen de
la camioneta y, a unos quince metros de la carretera, seis o siete milicianos
efectúan varias descargas sobre el grupo de presos y luego Rascón da los tiros
de gracia. Una vez efectuado esto vuelven a los coches y camionetas,
abandonando allí los cadáveres. Había una gran zanja a la derecha de la explanada
donde supone serían enterrados por varias personas que ya se encontraban en la
explanada cuando llegaron los coches... (“Causa General,” ff. 78-78).
UNA REPRESIÓN PREMEDITADA
La brutal represión que llevaron a cabo
las izquierdas contra todo aquel que no pensase como ellas estuvo perfectamente
ordenada y diseñada desde las más altas instancias del Frente Popular. Así lo demuestran,
entre otros muchos, los siguientes testimonios:
- "...nos hemos preocupado un poco
por limpiar la retaguardia. Es difícil asegurar que en Madrid está liquidada la
Quinta Columna, pero lo que si es cierto es que allí se han dado los golpes más
fuertes...y esto se debe a la preocupación del Partido y al trabajo abnegado,
constante, de dos camaradas nuevos,... el camarada Carrillo, cuando fue
Consejero de Orden Público, y el camarada Cazorla,...". Declaraciones
publicadas de Francisco Antón en "Discursos pronunciados en el Pleno
Ampliado del Comité Central del Partido Comunista de España, celebrado en
Valencia los días 7 y 8 de Marzo de 1937." (Biblioteca Central Militar.
Armario Especial. Signatura 1.048).
- "Habrá diez mil quinientos
(refiriéndose a la población "penal" en Madrid) pero dentro de muy pocos
días solamente tienen que quedar quinientos...". Réplica del Ministro de
Justicia (Juan García Oliver) al Secretario Técnico de Prisiones (Antonio
Fernández Martínez), según declaraciones de Manuel Guerrero Blanco (funcionario
del Ministerio de Justicia) en AHN-CG 1526 (2), Ramo Nº 3, Folio 34.
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