viernes, 4 de enero de 2013

Salvador de Madariaga



- Escritor y diplomático español, nacido en La Coruña (1886) y fallecido en Locarno, Suiza (1978). Estudió ingeniería en Madrid y París y practicó algún tiempo la profesión en España (1911-16). Dedicado al periodismo, lo cultivó en Londres (1916-21), donde fue redactor de The Times, y Ginebra (1922-31), donde estuvo adscrito al secretariado de la Sociedad de Naciones.

- Fue delegado de España en esta organización, embajador en Estados Unidos (1931) y en Francia (1932-34) y ministro de Instrucción Pública y Justicia (1934). Entre 1928 y 1931 explicó literatura española en Oxford y en México.

- Ministro de Instrucción Pública y Justicia (1934),  tras el reinicio de la guerra civil en 1936 se exilió de ambos bandos, residiendo en Francia y el Reino Unido. En 1972 fijó su residencia en el cantón suizo de Ticino.

- Fue uno de los principales exponentes del liberalismo europeo. De hecho, llegó a ser presidente honorario de la Internacional Liberal.

- El 17 de julio del 32, el PSOE publica un manifiesto en que acusaba al Partido Radical de Lerroux de propósitos dictatoriales, anunciaba la violencia en tal caso y advertía que “no había terminado aún” la revolución iniciada con la caída de la monarquía. Madariaga considera (así lo recoge en su obra España) que el texto socialista contiene “en líneas generales, la política que iba a llevarle, y con él a España, al desastre de 1934”.

- Madariaga consideraba como la gran causa de la guerra civil la división interna del PSOE, que en esta época se encontraba al borde de la escisión entre los partidarios de Largo Caballero, por un lado; los de Indalecio Prieto, por otro; y los de Julián Besteiro, este último siempre marginado por los dos anteriores por su carácter más moderado.

- El diario Claridad, perteneciente al PSOE, publicó el 7 de febrero de 1937: “Proporciona esta seguridad el conocimiento de la condición moral de tipos como Unamuno, Baroja, Madariaga, etc.. Cada uno lleva un traidor dentro. O una complacencia de meretriz, a elegir”. Lo recoge Manuel Rubio Cabeza en Los intelectuales españoles y el 18 de julio, 1975, ediciones Acervo, p.198.

- Fue elegido miembro de la Real Academia Española en 1936, aunque no presentó su discurso de ingreso hasta 1976.


ASÍ HABLABA SALVADOR DE MADARIAGA

- “Con la rebelión de 1934, la izquierda española perdió hasta la sombra de autoridad moral para condenar la rebelión de 1936”.

- El clima social en la República tras el nombramiento de Azaña como presidente lo describe así: "Aumentaron, en proporción aterradora, los desórdenes y las violencias, volviendo a elevarse llamaradas y humaredas de iglesias y de conventos hacia el cielo azul, lo único que permanecía sereno en el paisaje español. Continuaron los tumultos en el campo, las invasiones de granjas y heredades, la destrucción del ganado, los incendios de cosechas. En el país pululaban agentes revolucionarios a quienes interesaba mucho menos la reforma agraria que la evolución. Huelgas por doquier, asesinatos de personajes políticos de importancia local. Había entrado el país en una fase francamente revolucionaria".

- Tras entrevistarse con Franco, escribió de él: “Me llamó la atención por su inteligencia concreta y exacta más que original y deslumbrante, así como su tendencia natural a pensar en términos de espíritu público sin ostentación de hacerlo”. (Memorias. Amanecer sin mediodía. Madrid. Espasa-Calpe, 1974).

- “Los monárquicos jamás significaron tanto peligro para la República como los republicanos” (Españoles de mi tiempo. Barcelona, Planeta, 1974).  

- “En el fondo, la República murió de falta de republicanos” (Españoles de mi tiempo. Barcelona, Planeta, 1974).

- Sobre la revolución de octubre de 1934 afirmó (en su obra "España", Espasa-Calpe, 1978, pag. 362) que "El alzamiento de 1934 [socialista y anarquista] es imperdonable.  La decisión presidencial de llamar al poder a la CEDA era inatacable, inevitable y hasta debida desde hace ya tiempo.  El argumento de que el señor Gil Robles intentaba destruir la Constitución para instaurar el fascismo era, a la vez, hipócrita y falso.  Hipócrita porque todo el mundo sabia que los socialistas de Largo Caballero estaban arrastrando a los demás a una rebelión contra la Constitución de 1931, sin consideración alguna para lo que se proponía o no el señor Gil Robles; y por otra, a la vista de que el señor Companys y la Generalidad entera violaron también la Constitución."

- Respecto del expolio que el Frente Popular hizo de las obras artísticas del Museo del Prado afirmó... "El cacareado salvamento de los cuadros del Prado, lejos de ser tal salvamento, fue uno de los mayores crímenes que contra la cultura española se han cometido jamás (...). Madrid poseía precisamente la mejor cámara subterránea quizá entonces del mundo para la protección de tesoros artísticos, recién terminada con arreglo a la técnica más moderna a treinta metros de profundidad bajo el Banco de España. A los técnicos ingleses que visitaron España entonces se les enseñó un par de cuadros del Greco enmohecidos por la humedad para hacerles creer que esta cámara subterránea no era suficiente. A la sazón presidente de la Oficina Internacional de Museos de la Sociedad de Naciones, pude estudiar documentación suficiente para asegurar aquí que los cuadros del Museo del Prado no debieron haber salido nunca de Madrid, y que no hubieran salido de no haber predominado en el Gobierno de entonces la pasión política más miserable sobre el respeto a la cultura y al arte".

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